Sin duda alguna, la Feria de Zaragoza es, con diferencia, la feria de muebles más importante que se celebra en España, aunque sea bianual. Lo corroboran los 571 expositores que llenaban 9 pabellones y más 45.000 visitantes.
En el ambiente se palpaba cierto optimismo propio de años anteriores.
En cuanto a novedades, por desgracia no hay mucho que contar:
El blanco sigue siendo el color predominante, ya sea blanco laca o blancos rústicos (rotos, envejecidos). Lo que he podido apreciar es un aumento de oferta del blanco combinado con otras maderas, ya sean maderas claras para dar un aire nórdico o maderas más oscuras y clásicas.
Lacas. Aunque parezca imposible, los fabricantes siguen presentando nuevos colores, sobretodo en los muebles juveniles (azules, verdes, amarillos), aunque también en salones y dormitorios.
Maderas. También en este sentido ha habido alguna novedad. Se han podido ver muebles terminados en maderas muy claras (incluso en pino) con líneas rectas y modernas. Incluso ha habido algún expositor que se ha atrevido con maderas más oscuras y líneas rectas, pero veo difícil que pueda tener éxito.
Diseños. Poca novedad en este aspecto. Algunos siguen presentando el estilo vintage caracterizado sobre todo por las patas rectas inclinadas, pero me parece que esta tendencia tiene sus días contados. Los más atrevidos buscan originalidad en piezas singulares, pero poco comerciales.
Tapicería. Si bien era el sector más representando, no he apreciado grandes novedades, ni en materiales ni en diseño. Mucho sofá relax (con diferentes mecanismos). Las polipieles se van sustituyendo por tejidos más gruesos que aparentan el “ante” con colores grises y chocolate. En telas “normales”, el azul está asomando la cabeza.
Importación. Después de varios años donde el mueble de importación nos ha ido invadiendo de forma exponencial y si bien sigue estando ahí, he tenido la impresión de que los fabricantes nacionales se han puesto las pilas y pretenden ser una alternativa, sobretodo en calidad y precios competitivos. Tal vez aquello de “lo barato sale caro” no nos importaba, pero ahora parece que sí. Varios fabricantes que se dedicaban además de fabricar a importar muebles, ahora lo fabrican casi todo aquí. Como solución intermedia, algunos importan el producto semielaborado y lo terminan aquí. Tanto en mueble como en tapicería.
Industrial. Por supuesto, el estilo rústico-industrial-vintage sigue estando muy bien representado, si bien ya no es novedad.
También la colchonería ocupó una parte importante de la feria, tal vez demasiada.
En definitiva, espero que este ambiente de optimismo se refleje en el público final y no nos limitemos, por ejemplo, a usar el mueble como soporte para la televisión o la cama para poner el colchón encima, sino para personalizar y reflejar nuestro estilo de vida en el hogar.
Joan Allés